Me gusta pensar que mi trabajo es un trabajo creativo y que requiere una pequeña dosis de arte. Aunque crear y administrar una empresa o dedicarse a temas relacionados a la sostenibilidad son trabajos más bien técnicos y estratégicos, el diseño de experiencias y el desarrollo comunitario, requieren una parte muy sensible.
Compartir y describir las experiencias y los destinos a través de textos y fotografías requieren cierta dosis de sensibilidad para hacer que las historias y las ideas lleguen más lejos y más profundo. Esta parte de mi trabajo requiere de inspiración, ese caprichoso elemento volátil e infrecuente y que en algunas ocasiones encontrarlo puede implicar un serio reto.
Una nueva tarea, un nuevo artículo, un nuevo viaje, una nueva propuesta, el reto de empezar una proyecto puede ser intimidante.
Las montañas las subimos un paso a la vez, ver el cerro completo puede resultar intimidante y a veces paralizante, lo mismo nos pasa con trámites, proyectos o emprendimientos. Una forma de superar este miedo es seccionar el reto en partes tan pequeñas como sea posible, dividirlo en una palabra, un paso, un metro, una tarea a la vez. A Lao-Tse se le atribuye la frase “un viaje de mil millas empieza con un sólo paso” y por cursi que resulte, no deja de ser verdad.
A veces, encontrar inspiración o motivación para empezar un nuevo trabajo se vuelve una pesadilla. Antes solía depender de las musas, del humor y las coincidencias para empezar a escribir, sin embargo, la inspiración es un elemento tan caprichoso que generalmente aparece sin avisar, depender de la buena fortuna no suele ser lo más eficiente.
Al final, la inspiración puede llegar en cualquier instante, en la regadera, a media rutina de ejercicio o mientras cocinamos, pero ayudarle un poco a presentarse a tiempo puede facilitarnos la vida como decía Pablo Picasso “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando” En los últimos años he logrado descifrar algunos “hacks” que me han permitido manejar la inspiración y la motivación de forma voluntaria y aunque aprovecho cualquier chispazo de inspiración fortuita,, intento no confiar en el azar y he diseñado algunos mecanismos y estructuras para forzar un poco la máquina y poder sentarme a trabajar siempre que quiero y lo necesito.
Espacios ordenados. Aunque me considero un freak del orden y la limpieza, me gusta tener espacios limpios y ordenados con todo lo necesario a la mano. Desde dejar la cocina en perfecto estado por la noche para que hacer el café por la mañana se disfrute más hasta tener el escritorio con todo en su lugar. El orden facilita el trabajo.
Minutos de ubicación. He identificado que antes de comenzar a trabajar necesito unos minutos para “ubicarme”, buscar el playlist correcto, acomodar bien la silla, terminar de leer un artículo, cerrar todas las pestañas abiertas. Más que procrastinar son momentos que considero como parte del trabajo, me sirven para ponerme a tono.
Buscar las voces. Supongo que ésto tiene qué ver con buscar la inspiración en el trabajo de otros, creo que nada nuevo se puede inventar, pero si es posible ordenar y estructurar las cosas de una forma innovadora para crear nuevas interpretaciones de lo que ya existe. En este sentido “robar” la inspiración es sumamente productivo, existe todo un libro al respecto que recomiendo mucho, Steal Like an Artist de James Clear.
Estoy convencido de que la estructura y los procesos me dan libertad y creatividad, aunque suene contraintuitivo, tener una agenda y prioridades claras me permite liberar mucho espacio de la cabeza, me da la tranquilidad el saber que tengo todo bajo control y que las prioridades están atendidas, entonces, puedo trabajar con libertad y creatividad.
Dejar la tarea iniciada. Para enfrentar la parálisis que implica una página en blanco, en los últimos años he adoptado una una técnica atribuída a Ernest Hemingway quien al terminar de escribir dejaba una línea, una frase o una idea a medias, ésto lo ayudaba a que al momento de sentarse a escribir nuevamente no tuviera qué divagar y encontrar una nueva idea para continuar trabajando y así generar inercia para escribir.
Encontrar la inspiración y la motivación es un reto, las condiciones externas e internas a veces dificultan iniciar o continuar un trabajo y posponemos el avance por unos minutos, a veces por meses o años, yo estoy convencido de que el trabajo, la dedicación y el “showing everyday” siempre será la mejor forma de aumentar las probabilidades de que las musas quieran venir a sentarse en tu mesa a la hora de trabajar.
Me encantaría saber si tienen otras formas de encontrar inspiración o motivación. ¿Alguna idea o consejo práctico?
Así encuentro inspiración para trabajar
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