Dentro de mi parrilla mensual de publicaciones (porque ya quedó claro mi TOC en el post anterior) tengo una publicación al mes sobre una recomendación, análisis u opinión sobre un libro. El último domingo de cada mes me he comprometido conmigo a escribir sobre un libro.
Esto no sólo es útil para compartir información sobre un ibro en particular, además es una forma de sintetizar y afianzar el aprendizaje que tuve al leer, destila lo más valioso desde un ángulo de reflexión personal: Desde mis motivos para leer, lo que más valoré y lo que pude haber deseado encontrar. Además de este ejercicio de reflexión, me empuja a llevar una cuota mínima de 12 libros al mes. Afortunadamente este refuerzo a mi hábito de lectura me ha hecho leer mucho más de lo que acostumbraba hace tiempo.
En algún momento, me di cuenta de que en ocasiones, leer un libro que no me resultaba tan emocionante, hacía que perdiera la constancia y el ritmo de lectura, generalmente me sucedía con libros técnicos y densos. Decidí intentar una nueva forma de leer en la cuál elijo dos libros para leer de manera simultánea: Uno de corte más técnico o desarrollo personal y el otro, una novela, cuentos, poesía o ciencia ficción.
Yukío Mishima fue el autor de mi libro técnico mensual. En mi último viaje a ciudad de México a inicios de éste mes, hice mi parada técnica de costumbre por la librería. Aunque se que no tiene el inventario más grande ni los mejores costos, El Péndulo es uno de mis lugares favoritos, además de que es un buen lugar para sentarme a trabajar. Como de costumbre, salí con más libros de los que pensaba y entre ellos, elegí Lecciones Espirituales para los Jóvenes Samurai.
Debo reconocer que no había escuchado antes del libro o del autor, pero la portada llamó mi atención y decidí echar un vistazo rápido a Google para conocer más sobre el autor. Mi primera sorpresa fue encontrarme con un tipo atlético, duro y con cara de pocos amigos, el arquetipo de practicante japonés de artes marciales, no de autor de libros de filosofía.
Mi sorpresa fue mayor al conocer su historia y como dato escandaloso, de su muerte autoinflingida por el ritual de Harakiri o Seppuku.
Para entender y digerir el libro es importante entender el contexto en el que fue escrito. La cultura japonesa es diametralmente distante a muchos de los rasgos culturales e históricos de nuestra América Latina, en especial México.
Me eché un clavado a algunos textos y videos sobre el contexto histórico y sociocultural en los que vivió en autor, sobra decir que el japón de la posguerra fue un tiempo complejísimo y con muchas transformaciones e incertidumbres sociales, culturales y económicas en el mundo. Estos son los 60’s, vaya momento para haber sido un samurai.
Por qué decidí leerlo:
Desde hace tiempo he procurado expandir un poco mi universo de lectura y explorar en materias de filosofía, desarrollo personal y creatividad. Durante años, me clavé mucho en novelas latinoamericanas, literatura de viajes y biografías.
El libro fue un encuentro fortuito en una de las mesas del péndulo. Aunque resulta un tanto superficial, uno de los motivos para decidir comprarlo fue el peso, pues estaba a punto de iniciar un viaje y la maleta iba a tope. Me di cuenta de que fuera de Murakami, no había leído nunca a un autor japonés. Debo de admitir que nunca he sentido una profunda curiosidad por esta cultura y supuse que en parte, sería por desconocimiento e ignorancia. Decidí llevarme el libro.
El título sugería una serie de lecciones que de alguna otra forma podría adoptar y aunque no soy ni joven ni samurai, creo que la experiencia y las letras de otros (sobre todo de personajes tan particulares) siempre tienen algo qué enseñar y por supuesto, pueden mostrarnos un nuevo punto de vista desde un contexto que nunca nos hubiéramos imaginado y ésto por sí sólo, constituye un gran elemento de aprendizaje y crecimiento.
Lo más valioso:
Yukio Mishima es un autor y personaje complejo, prácticamente de las artes marciales, político no destacado, escritor, actor de cine, modelo, militar y un nostálgico de los viejos esplendores del Japón.
Poner en práctica algunas de las lecciones planteadas por el autor sería un anacronismo, aunque de alguna forma si propuesta y su afán ya cumplía con esta característica. Recuperar y traer a la vida las prácticas y la cultura de siglos pasados directo en los 60´s, al Japón de la posguerra. Algunos pasajes que hablan sobre la tradición, los roles de género, el valor de las personas y el sacrificio por los símbolos resultan difícil de entender hoy en día. Sin embargo es interesante encontrar referencias occidentales y filósofos griegos en los textos de Mishima, además de las referencias al pasado imperial japonés.
Una de las ideas que parten de la reflexión sobre la filosofía grecorromana es el valor que se le da a la materia, a los elementos físicos y al cuerpo. Mishima plantea una idea en la que no había reparado, el desprecio de algunas corrientes filosóficas y religiosas por el cuidado del cuerpo y de los materiales puede disminuir la capacidad de trascender y vivir plenamente la vida, Mishima plantea que el ejercicio espiritual es tan importante como el físico, el cuerpo no es un ente separado del espíritu, tampoco la materialidad se contrapone a las aspiraciones espirituales, al contrario, la presencia física, el cuerpo humano y la acción concreta son la manifestación del espíritu. Por eso, plantea la salud, el ejercicio y la fortaleza física como una característica ideal para el desarrollo del ser humano,
Lo que me faltó encontrar:
Producto de mis expectativas me hubiera gustado encontrar lecciones prácticas dentro de las páginas. Tal vez la visión occidental y la serie de libros de filosofía práctica y desarrollo personal nos han acostumbrado a tener lecciones literales, consejos útiles y versions “hágalo usted mismo” de todas las materias, incluyendo la filosofía y el espíritu.
Acceder a éstas lecciones prácticas requiere un ejercicio por parte del lector para transportar las lecciones de hace 60 a la actualidad, entender los paralelismos culturales e históricos y poner en práctica los valores que sugiere el libro. Si bien, algunos planteamientos no son de materia general, sobre todo los que se refieren a la milicia, la política y al contexto cultural, las leccinoes sobre el valor, la acción, el sacrificio y la aceptación del destino son valiosísimas. Una aproximación distinta al estoicismo romano.
Tres ideas valiosas:
La belleza de la acción que se revela en ese instante está unida inexorablemente a la soledad. Es evidente por tanto que la belleza de la acción consiste en la soledad, la tensión y una pura decisión individual en la que ningún otro ser humano puede entrar.
A menudo me pregunto cómo, a pesar de ser más bien rudo y bastante oscuro, no logro alcanzar el estado del “placer vulgar”. No amo mucho la vida. A no ser que luchar continuamente con los molinos de viento signifique amar la vida.
Es del todo imposible apreciar una pintura hermosa, una música tranquilizadora o una novela bien escrita si no se dispone de tiempo para permanecer en la soledad.
Cómo encontrarlo:
Yo lo encontré en El Péndulo de polanco, les comparto el link con más información:
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