Me creí el cuento del lobo que va siempre sólo para darme cuenta a mis treinta y pico que los lobos no andan sólos, cazan en manada. La cultura del siglo XX en la que nací y crecí, nos enseñó a los hombres, especialmente a los duros y a los del norte, que la autosuficiencia no era sólo posible, sino deseada.
Puedo ser bastante social cuando me lo propongo y me he dado cuenta de que la forma natural con la que me relaciono con las personas es a través de compartir lo que nos apasiona. Socializar por socializar siempre me ha resultado un poco difícil e incómodo, soy más bien introvertido, aunque no lo parezca.
Tengo buenos amigos, pero son pocos. La vida de nómada ha dificultado un poco mantener y nutrir relaciones profundas y cercanas, los medios digitales nunca podrán reemplazar una conversación sincera en un café, una noche de cervezas en la barra o un ascenso a la montaña con los amigos.
Parte de mi camino me requiere cuestionar la forma en la que me relaciono con las otras personas, bajo la premisa de la naturaleza profunda y las enseñanzas de Kapuscinski, los otros somos nosotros y nosotros somos naturaleza. La búsqueda por un mundo y una vida más sostenible y regenerativa implica mejorar la calidad de nuestras relaciones. Algo que constantemente me recuerda mi colega Johanna.
Con la especialización y el potencial de las redes sociales, he podido percibir la capacidad que tenemos de influir en nuestros círculos cercanos y en quienes resuenan con nuestros mensajes y valores.
La importancia de ejercer influencia de forma responsable, ética y empática a través de nuestras acciones y nuestras palabras puede tener un gran peso. Publicar un contenido, redactar un artículo o pararse frente a un grupo de personas debe ser uno de los mayores actos de humildad al reconocer nuestra propia búsqueda y aprendizajes, pero también, implica una gran riqueza al saber que lo compartido podrá tener un efecto positivo en quien nos escucha y nos lee.
Es por eso, he estado buscando líbros y contenido que me ayuden a entender y mejorar en mis relaciones y mi potencial para influir.
Cómo hacer amigos e influir sobre las personas, Dale Carnegie.
Por qué decidí leerlo: El ejercicio personal por la búsqueda de balance y congruencia implica un compromiso con el análisis, el trabajo y el estudio sobre mi propia vida. El autoconocimiento no existe sin la presencia y el reconocimiento del otro y para lograr tener relaciones más sanas, profundas y regenerativas he buscado consumir material que me pueda dar perspectivas más amplias.
En los últimos años había recibido la recomendación de este libro por parte de personas a las que admiro y aprecio mucho. Debo de confesar que el título del libro siempre me sonó algo superficial y hasta deprimente, como si este libro fuera escrito para gente sin amigos. ¿Sería yo uno de esos? La realidad es que juzgar un libro por su título o su portada puede presentar muchos riesgos. Mientras trabajaba en el Péndulo en la Condesa, encontré este libro fuera de su lugar y decidí comprarlo.
Intuí que siendo un clásico con casi 90 años de haber sido escrito tenía algún mensaje profundo y valioso.
Lo más valioso:
Es un clásico del desarrollo personal y la comunicación. Si bien, no plantea ningúna idea innovadora (Esto, debido a que seguramente fue EL libro innovador por antonomasia en estos temas en su momento) si se enfoca en valores profundamente importantes y vigentes que no sólo sirven para tener mayores relaciones y para mejorar el performance profesional, proponen ejemplos ideas para ser un mejor conversador, un mejor oyente y sobre todo un ser humano y esto nunca pasará de moda.
Hoy más que nunca, en el contexto social en el que vivimos, lleno de dicotomías, conflictos ideológicos, cancelaciones y ofensas auto atribuidas, es sumamente valioso recordar las habilidades de diálogo, escucha, empatía y persuasión ética.
El libro nos recuerda constantemente herramientas que atienden a la investigación activa personal, a la escucha activa, a la empatía y al respeto al contexto y discurso de los otros.
El libro se basa en lecciones sencillas y luego comienza a plantear un gran número de ejemplos prácticos de situaciones reales, muchas de ellas dejan ver el contexto histórico y cultural en el que fué escrito.
Lo que me faltó encontrar:
Hay qué entender el contexto en el que fue escrito el libro. Muchas de sus referencias son de escenarios de mediados del siglo XX en Estados Unidos, el clima político y económico era muy distinto a la realidad, el mercado, la cultura laboral y el mundo en general eran distintos. Aunque el autor falleció hace casi 70 años, sus lecciones son vigentes en el mundo actual, sin embargo, el reto que nos plantea el escenario actual en un mundo tan necesitado de cambios profundos, enfrentado a una inminente crisis ambiental e ideológica y con acceso a tecnologías de la comunicación sin precedentes, necesitan herramientas más profundas y actuales.
Seguramente las hay, sólo veo la necesidad de contextualizar el libro e intentar traerlo al tiempo presente.
Tres ideas valiosas:
Nos gusta seguir creyendo en lo que hemos llegado a aceptar como exacto y el resentimiento que se despierta cuando alguien expresa duda acerca de cualquiera de nuestras presunciones nos lleva a buscar toda suerte de excusas para aferrarnos a ellas. El resultado es que la mayor parte de lo que llamamos razonamiento consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos.
En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; Y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad.
Cuando la Sra. de Lincoln y otras personas hablaban duramente de la gente del sur de los Estados Unidos, Lincoln respondía: “No los censures; son tal y cómo seríamos nosotros en circunstancias similares”.
Cómo encontrarlo:
https://pendulo.com/libro/como-ganar-amigos-e-influir-sobre-las-personas_345678
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